La ciudad estaba despertando.
Grace se sentía tan diminuta al saber que un nuevo día bostezaba sobre ella y que no deseaba otra cosa más que conseguir que las horas transcurriesen veloces y sin dolor.
Alemania se difuminaba a través del cristal empañado, el ruido de la lluvia golpeaba contra los tejados y mientras tanto, Grace sólo deseaba poder ser donante de tiempo y regalar cada uno de los segundos que a ella le sobraban a alguien que verdaderamente los necesitase. Sí, ojalá lo pudiese hacer y dar todas sus horas a cambio de un suspiro con el que poder acostarse esa noche.
Ryan había aparecido en su vida de la forma más inesperada, y le había dado un giro de 180º a su rutina. Después de una eternidad, por fin Grace se sentía ilusionada por algo nuevo, por fin se sentía valorada, escuchada, protegida, cuidada... por fin se sentía mujer.
+ Si no quieres, no tienes por qué irte... - le dijo con lágrimas en los ojos.
- Grace, sabíamos que tarde o temprano tendría que irme.
+ Tal vez hubiera sido más sencillo no haber empezado nunca con esto, verdad?
- Ya, pero lo hicimos. Si me hubieses hecho caso, todo sería mucho más fácil ahora.
Grace resopló fuertemente recordando cada mirada desafiante a la par que intimidadora, cada conversación y cada encuentro en el que leía las miles de sonrisas que descubría ocultas en los labios de Ryan.
Recordó también las primeras palabras, los tonteos absurdos, los regalos y la primer noche que cayó rendida sobre las sábanas de su cama.
- Esto no tiene futuro...
Sus palabras escocían en el alma de Grace, tal y como lo hace la sal recorriendo las heridas que todavía están por cerrarse.
+ ¿De verdad te importa el futuro? ¿En serio me estás diciendo que prefieres irte y olvidarme para siempre?
- No me lo hagas más difícil, esto iba a pasar, lo sabíamos. Y ¿lo ves? todo esto te pasa por arriesgar.
Grace, el futuro pertenece a la gente inteligente, a la que gente que piensa las cosas.
La mirada de Grace se desvanecía tras cada palabra que Ryan soltaba por su boca.
+ Ojalá dejases de lado esa coraza que te has puesto en el corazón. ¿A caso no soy nada para ti?
Alemania y el corazón de Grace palidecían cada vez más y más, y cada vez mucho más deprisa.
Ponía las cartas sobre la mesa y sabía a la perfección que Ryan era alegría y chocolate con churros en la cama para desayunar, sin embargo, Adam era discusiones y un futuro certero; 4 años de noviazgo y una llama intentando sobrevivir en mitad de la tempestad.
Pero en cualquier caso, Adam no merecía el engaño, no se merecía compartir a su novia secretamente con los labios y el cuerpo de algún alemán.
- Grace, yo...
+ Tranquilo, no hace falta que digas nada - dijo con el corazón en una mano...- No hay nada que yo pueda hacer, tú has decidido llevártelo todo contigo en la maleta.
Y se fue... por más que intentó alargar aquel momento, su intención de ignorarla con toda su indiferencia, no iba a cambiar. Enfadada con el mundo, Grace le dio un puñetazo a la pared y buscó sus ojos en la distancia, no entendía como era capaz de irse sin más. Pero lo hizo.
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